Algunos, dicen que los sueños están hechos de vivencias. Los sueños de los demás no lo sé, pero mis sueños están hechos con todo lo que yo quiero.
Me gusta creer que se impregnan de sutiles encantos, de nubes de amor que no desvanecen en el viento, de pasión que aspiro dulcemente, que se yo...
Seguramente de más cosas, pero qué más da porque por desgracia, por más que lo intento nunca los recuerdo, solo me guío por mis labios y mis ojos al despertar, y se a través de ellos como han sido mis sueños, depende si permanece una sonrisa o algunas lagrimas secas en ellos.
A veces, antes de volver a la realidad, pienso que podría ser que mis sueños estén hechos, inconscientemente, de cada paso que doy en pos de lo que quiero, quizás sea verdad, por eso me confundo al querer recordar.
Y del sueño, nuevamente, el tren de la vida me despierta, haciéndome creer que lo que quizás soñé no fue un sueño, y entonces me permito el placer de empezar a soñar despierta, porque siempre me quedo sin saber, de que están hechos mis sueños...
Se me ocurre... que por arte de magia, los sueños son chispas de vida que brotan sin permiso en nuestros silencios.
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